Pancorbo es una de las localidades más bellas de Burgos gracias sobre todo al entorno y el paisaje que la rodea. Se encuentra situada en medio de los Montes Obarenes, que se alzan junto a ella como una auténtica fortaleza. Este hecho hace que haya varias rutas de senderismo que parten desde el mismo pueblo de Pancorbo y que poseen una belleza impresionante y unas vistas únicas de las tierras de La Bureba.
Los Montes Obarenes se alzan como una especie de inmenso murallón rocoso frente a las llanas tierras de La Bureba. Uno de sus pocos pasos franqueables lo constituye el estrecho y alargado desfiladero de Pancorbo. Esta sombría y espectacular garganta ha sido el camino obligado para todos los pueblos que desde tiempos inmemoriales se han trasladado por el continente europeo con dirección al corazón de la Península Ibérica.
El fuerte de Santa Engracia surgió entre 1794 y 1797, en el contexto de la revolución francesa, cuando, a raíz de haberse declarado la guerra a Francia, en 1793, se temió la invasión de las tropas revolucionarias. El Estado Mayor del Ejército Español vio necesaria la defensa de Los Obarenes, por lo que el gobierno de Carlos IV decidió construir en Pancorbo el fuerte de Santa Engracia, al que se dotó con 173 piezas de artillería, 600 caballos y 10.000 hombres.
Tras la alianza hispano-francesa de 1796, la fortaleza fue abandonada. En 1808, con la Guerra de la Independencia, Napoleón tomó posesión del fuerte de Pancorbo, poco antes de la batalla de Gamonal en Burgos. En 1813 el destacamento francés del fuerte de Santa Engracia se rindió ante la tropa española.
Desde marzo de 1808 hasta junio de 1813, Pancorbo estuvo tomado por las tropas francesas. Pero desde sus serranías no dejaron de atacar las partidas de guerrilleros como la de Benito, el cura Merino, Cuevillas o la de San Millán. En 1823 volvieron los franceses con el duque de Angulema y sus 100.000 hijos de San Luis y arrasaron la fortaleza de Pancorbo.
Durante la Primera Guerra Carlista, Pancorbo se mantuvo con los liberales, pero tuvo que soportar el asedio de los tradicionalistas que llegaron a incendiar el castillo de Santa Marta (castillo moro) el 10 de agosto de 1835.
Los Montes Obarenes se alzan como una especie de inmenso murallón rocoso frente a las llanas tierras de La Bureba. Uno de sus pocos pasos franqueables lo constituye el estrecho y alargado desfiladero de Pancorbo. Esta sombría y espectacular garganta ha sido el camino obligado para todos los pueblos que desde tiempos inmemoriales se han trasladado por el continente europeo con dirección al corazón de la Península Ibérica.
El fuerte de Santa Engracia surgió entre 1794 y 1797, en el contexto de la revolución francesa, cuando, a raíz de haberse declarado la guerra a Francia, en 1793, se temió la invasión de las tropas revolucionarias. El Estado Mayor del Ejército Español vio necesaria la defensa de Los Obarenes, por lo que el gobierno de Carlos IV decidió construir en Pancorbo el fuerte de Santa Engracia, al que se dotó con 173 piezas de artillería, 600 caballos y 10.000 hombres.
Tras la alianza hispano-francesa de 1796, la fortaleza fue abandonada. En 1808, con la Guerra de la Independencia, Napoleón tomó posesión del fuerte de Pancorbo, poco antes de la batalla de Gamonal en Burgos. En 1813 el destacamento francés del fuerte de Santa Engracia se rindió ante la tropa española.
Desde marzo de 1808 hasta junio de 1813, Pancorbo estuvo tomado por las tropas francesas. Pero desde sus serranías no dejaron de atacar las partidas de guerrilleros como la de Benito, el cura Merino, Cuevillas o la de San Millán. En 1823 volvieron los franceses con el duque de Angulema y sus 100.000 hijos de San Luis y arrasaron la fortaleza de Pancorbo.
Durante la Primera Guerra Carlista, Pancorbo se mantuvo con los liberales, pero tuvo que soportar el asedio de los tradicionalistas que llegaron a incendiar el castillo de Santa Marta (castillo moro) el 10 de agosto de 1835.